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El miedo, la indignación y el hartazgo fueron silenciados por el grito de miles de mexicanos que marcharon contra la inseguridad en la capital de Mexico. Los testimonios de asaltos, secuestros y agresiones se dejaron oír. El repique de las campanas de la Catedral Metropolitana animó a la gente. Como se acordó con los organizadores de Iluminemos México, el Palacio Nacional, el Gobierno del DF, los hoteles y la Catedral apagaron sus luces para encender miles de veladoras, en símbolo de esperanza por la Paz. Los asistentes cumplieron con los requisitos de vestir en blanco y cargar una veladora para encenderla en la plaza del Zócalo. Así, por Paseo de la Reforma, y luego en Avenida Juárez, y en Madero, volaban los: “¡No más secuestros!”... “¡Sino pueden renuncien!”... “¡Ya basta!”. Más tarde, llegó la noche. El miedo también.