Por lo menos ahora puede hablar. Todo comenzó en Estados Unidos en 2004. Tenía 40 años y era bastante guapa cuando su marido vació el cargador del arma sobre su cara. Su posterior intento de suicidio falló y le condenaron a 7 años de cárcel que está cerca de cumplir. Ella, Connie Culp, perdió nariz, 1 ojo, mandíbula, el labio superior, paladar y los párpados inferiores. No podía alimentarse ni respirar normalmente. Se sometió a decenas de operaciones, pero sin suerte, hasta que en diciembre de 2008 se convirtió en la cuarta persona en recibir trasplante de cara. En rueda de prensa dijo: «espero que ya no me juzguen por ser fea. Cuando vean a alguien desfigurado piénsenlo». «Nadie sabe qué le pasó a esa persona y nadie sabe lo que le puede pasar». Sabias palabras.
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