La Guardia Nacional de Venezuela tomó el control de las filiales que Cementos Mexicanos (Cemex) tiene en ese país sudamericano, después que fracasaran las negociaciones para adquirirla. Chávez rechazó los 1.300 millones de dólares que le pidieron, pues consideró que estaba “muy por encima del valor real”. Los desencuentros llevan varios años, pues además de problemas laborales, el presidente venezolano la ha acusado de contaminar, incidir con sus precios en la crisis inmobiliaria del país y evasión fiscal. El 3 de abril Chávez anunció la estatización de las filiales de las tres principales cementeras del mundo y fijó como plazo para concluir negociaciones de compra o expropiación este lunes.
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