sábado, julio 25, 2009

TIEMPO - HONDURAS



Volvio, casi. El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, vio frustrado su segundo intento de regresar al país después del golpe de Estado del 28 de junio pasado. Los militares que le impidieron llegar a Tegucigalpa el 5 de julio en un avión de Venezuela procedente de Washington fueron de nuevo el obstáculo, aunque durante dos horas se mantuvo al otro lado de la frontera nicaragüense en el paso de Las Manos. Cuando se percató que corría peligro dio marcha atrás y se internó en Nicaragua. El Gobierno de Roberto Micheletti, quien por decisión del Parlamento sustituyó a Zelaya el mismo día que fue derrocado, estableció un toque de queda para la zona fronteriza. Zelaya fue derrocado el mismo día que tenía previsto celebrar una consulta popular para reformar la Constitución, pese a tener la prohibición expresa de un tribunal, la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público, el Tribunal Superior de Cuentas y la Procuraduría General de la República. Desde su derrocamiento no se ha podido lograr hasta ahora una salida a la crisis. Dos intentos de mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, fracasaron para instalar un gobierno de "reconciliación nacional". En sus 3 años y medio de administración Zelaya mantuvo enfrentamientos con políticos, empresarios, dueños de medios de comunicación y periodistas. También adhirió el 25 de agosto de 2008 a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), pese a la oposición de sectores a los que su amigo, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, calificó de "pitiyanquis". Para el Gobierno de Micheletti, lo mejor que puede hacer Zelaya es regresar al país después de las elecciones generales anunciadas para el 29 de noviembre próximo, aunque la comunidad internacional ya ha advertido que no va a reconocer al gobierno que surja de ese proceso.

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